Cómo estoy eligiendo mi pareja: claves para sanar y vincularte mejor

¿Desde dónde eliges a tu pareja? Sanar antes, durante o repetir el patrón

 


Elegir pareja es una de las decisiones más significativas en la vida adulta. Pero muchas veces no elegimos desde el deseo consciente, sino desde heridas no resueltas, vacíos afectivos o creencias que sabotean nuestra posibilidad de construir relaciones sanas.
¿Te has preguntado alguna vez desde qué lugar estás eligiendo a tu pareja? ¿Te atrae lo que te hace bien, o lo que confirma lo que crees sobre ti y sobre el amor? Este blog te invita a hacer una pausa y observar con honestidad los patrones que repites, para transformar tu manera de vincularte.

 


1. El origen de nuestras elecciones afectivas

Nuestra historia temprana moldea la forma en la que nos vinculamos. Aprendemos a amar, cuidar, pedir o callar según nuestras experiencias de apego y el entorno emocional en el que crecimos.

Desde una perspectiva cognitivo-conductual e integrando elementos de EMDR y Brainspotting, es posible observar que las decisiones afectivas están muchas veces guiadas por “memorias implícitas”: patrones automáticos que se activan sin que seamos conscientes de ellos. Así, la elección de pareja no siempre es un acto racional, sino un eco de nuestro mundo interno no resuelto.

Aprendemos a vincularnos con lo que aprendimos por las circunstancias y se reforzó.
Por ejemplo: cuando un niño o niña tiene que asumir el rol de cuidador de hermanos porque mamá debía trabajar todo el día. Se vincula desde la negación de sus necesidades para responder a las demandas del entorno, y se refuerza continuamente. Años después, es posible que esa persona se sienta atraída por relaciones en las que tiene que cuidar, resolver o salvar al otro, repitiendo una forma de vínculo que le resulta familiar aunque no sea saludable.
Negar las necesidades de sí mismo es el patrón con el que aprendió a vincularse con los demás, aunque el dolor de no poder satisfacer sus necesidades sigue latente.


2. ¿Elegimos desde la seguridad o desde la carencia?

Elegir desde la seguridad implica tener una buena relación con uno mismo: conocerse, validarse, saber poner límites, y tener claridad sobre lo que se quiere y se necesita. En cambio, elegir desde la carencia implica buscar que la pareja supla nuestras heridas emocionales no resueltas: que nos cuide, nos salve o nos valore porque sentimos que no podemos hacerlo solos.

Ejemplos de elecciones desde la carencia:

  • Una persona que teme quedarse sola y acepta relaciones que no le hacen bien.

  • Alguien que siempre termina con parejas frías o distantes porque busca “ganarse” el amor que nunca tuvo.

  • Quien se siente valioso solo si es necesitado, y por eso se involucra con personas con muchas dificultades personales.

En estos casos, las emociones dominantes suelen ser la ansiedad por ser amado, la culpa al poner límites, o la vergüenza por sentir que no se es suficiente. Estas emociones nublan la capacidad de elegir libremente y hacen que se confunda la necesidad con el amor.


3. Identificar mis creencias: ¿Desde dónde me vinculo?

La importancia de reconocerlo

Muchas personas arrastran creencias desadaptativas que actúan como filtros invisibles a la hora de vincularse. Estas creencias se construyen a partir de experiencias tempranas de dolor, rechazo o abandono, y se mantienen vivas si no se cuestionan.

Creencias comunes que sabotean nuestras elecciones:

  • «El amor verdadero no existe.»

  • «Siempre me van a dejar.»

  • «No soy suficiente para que alguien me ame de verdad.»

  • «Si no sufro, no es amor.»

  • «Tengo que demostrar mi valor todo el tiempo.»

  • «No me van a elegir si no doy todo de mí.»

Estas ideas no suelen aparecer de forma consciente, pero guían nuestras decisiones, atraen relaciones tóxicas y nos hacen dudar cuando algo bueno aparece. Identificarlas es el primer paso para poder desafiar estos pensamientos y dejar de repetir patrones.


4. ¿Debo sanar antes de estar en pareja o puedo sanar durante la relación?

No hay una única respuesta. Algunas personas necesitan un tiempo de sanación personal antes de poder relacionarse de forma saludable. Otras pueden avanzar en su proceso de sanación mientras están en pareja, siempre que la relación sea consciente, segura y acompañe el crecimiento mutuo.

Lo importante es que ambas partes se responsabilicen de su mundo emocional. Porque cuando no hay conciencia, las relaciones no solo no sanan, sino que reactivan heridas profundas.

Por ejemplo:

  • Si no trabajas tu miedo al abandono, puedes vivir con ansiedad constante cuando tu pareja se distancia.

  • Si no reconoces tu baja autoestima, podrías tolerar maltratos o invisibilizar tus necesidades para no incomodar.

  • Si no has elaborado traumas previos, podrías reaccionar de forma desproporcionada ante situaciones neutras.

No se trata de estar “completamente sanado”, sino de estar en proceso, con disposición a mirarte y cuidarte, en vez de esperar que el otro lo haga por ti.


5. La relación de pareja como activador de necesidades afectivas y creencias desadaptativas

Una relación íntima es un campo fértil para que emerjan nuestras heridas más profundas. No por maldad del otro, sino porque el vínculo toca aspectos muy sensibles: nuestra autoestima, nuestra seguridad, nuestra historia afectiva.

Ejemplos de esto:

  • Puedes sentirte invisible cuando tu pareja está distraída, no porque lo esté haciendo a propósito, sino porque eso activa recuerdos de cuando tus necesidades no eran vistas en la infancia.

  • Puedes enojarte excesivamente cuando tu pareja necesita espacio, porque tu mente lo interpreta como abandono, aunque no lo sea.

Estos momentos son oportunidades: si los ves con conciencia, puedes usarlos para conocerte, comunicarte y crecer. Si los vives desde la reactividad, puedes caer en conflictos repetitivos y en ciclos destructivos.


✅ Recomendaciones prácticas


✍️ 1. Haz un diario de exploración emocional

Anota cuándo te sientes muy atraíd@ por alguien y pregúntate:

  • ¿Qué necesidad emocional está tocando esta persona?

  • ¿Me siento en calma o en urgencia?

  • ¿Hay algo familiar en esta conexión?


🧠 2. Identifica tus creencias afectivas

Haz una lista de frases automáticas que aparecen en tu mente cuando piensas en el amor o en tus relaciones. Luego, cuestiónalas:

  • ¿Es cierto esto?

  • ¿De dónde lo aprendí?

  • ¿Me está ayudando o perjudicando?


🔍 3. Pregúntate desde qué lugar estás eligiendo

Antes de iniciar una relación o continuar una que ya tienes, pregúntate:

  • ¿Estoy eligiendo desde el deseo o desde el miedo?

  • ¿Estoy buscando compartir o que me completen?

  • ¿Me siento en libertad para ser yo mismo/a?


🧰 4. Permítete acompañamiento terapéutico si repites patrones

Trabajar con un terapeuta especializado en trauma relacional, apego o procesos de reprocesamiento como EMDR o Brainspotting puede ayudarte a desactivar viejos patrones y elegir con mayor libertad emocional.


💡 5. Recuerda: el amor sano no duele, ni te exige que te traiciones a ti mism@

Estar en pareja debe ayudarte a crecer, no a disminuirte. Elegir desde la seguridad implica reconocer tu valor y permitirte una relación que lo refleje.


“No se trata solo de encontrar a alguien. Se trata de poder elegir con conciencia, sin repetir desde la herida lo que ya no necesitas vivir.”

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